Nos
estamos deteniendo estas semanas en el desarrollo muscular de los tres primeros
años de vida porque probablemente se trate de un fenómeno bastante desconocido,
bien porque nos queda muy lejos en nuestra memoria y es fácil asumir que no
recordamos o bien porque la vida, pensamos con frecuencia, evoluciona por sí
misma sin necesidad de que tengamos que estar siempre encima de ella como si
hasta para dar un paso las personas tengamos que recibir instrucciones. Y no nos
faltan razones porque es cierto que la fuerza de la vida termina encontrando
una vía para imponerse y salir adelante. Pero es un error pensar que por esa
razón el aprendizaje o el ejercicio dirigido sea inútil. Todos vamos a terminar
hablando de algún modo, es verdad, pero
el aprendizaje produce que lo hagamos mejor que sólo por nuestra cuenta. Esta
es la cuestión.
El
punto de partida es que las capacidades de movimiento que traemos las personas
necesitan ejercicio para desarrollarse. Si atendemos a los primeros movimientos
da la sensación de que no existe un objetivo para que se produzcan y es que el
objetivo es justamente que se produzcan sin más. Cuando vemos a un pequeño
correteando de una pared a otra y repetir la acción mil veces nos puede parecer
desesperante o carente de sentido pero esa persona está perfeccionando su
capacidad de desplazarse y no abandonará ese ejercicio hasta que no lo domine
por completo y entonces lo complicará un poco más porque a medida que disponga
de capacidades, los retos van haciendo más complicados. En educación como en
casi todo, el uno quiere el dos, el dos quiere el tres y así se progresa
prácticamente sin límite. Y esto es lo mejor que nos puede pasar porque es el
fundamento de la evolución humana o histórica según que se trate de personal o
global.
Aprender
conduce a dominio, a progreso, a nuevas curiosidades, a armonía para ejercitar
lo aprendido, a saber usar de lo aprendido y a concretar nuevas incógnitas
porque la vida es infinita y nos está invitando a seguir más allá siempre. Lo
contrario, alguna vez lo hemos referido, es la inacción, quedarse sin recursos
para alcanzar los conocimientos, mirar el mundo y sentirlo extraño y no
entender que nosotros podemos y debemos formar parte activa de él. Aunque
parezca raro decirlo, la verdad es que en un grupo de pequeños hay que estar
más pendiente del que no entra en acción que del que parece que va a comerse el
mundo porque no para quieto ni un momento. Es verdad que cada persona tiene su
camino de progresar y la misión de familias o responsables educativos debe
respetar muchas formas de aprendizaje porque todas pueden ser válidas. No hay
un modelo prefijado pero cada uno tiene que protagonizar su aprendizaje.
En
este tiempo en que todas las referencias a la seguridad se han impuesto tanto
que a todas horas las tenemos en la boca, debemos entender que por más que nos
preocupemos porque la seguridad de nuestros pequeños sea lo más alta posible,
al final los riesgos están siempre presentes y no hay modo de eliminarlos si no
es enfrentándolos y superándolos cada uno personalmente. Nadie puede vivir por
nadie sino que la vida hay que vivirla en primera persona. Los peligros, que
son muchos y de muy diversa índole, no están para eludirlos sino para
afrontarlos en las mejores condiciones posibles, dominarlos y sentir la fuerza
interior que produce la resolución de las dificultades. No afrontar los
peligros no nos hace fuertes sino más inútiles
y más indefensos. Es cierto que necesitamos calcular las dificultades
siempre pero sabiendo que nuestra función es superarlas y que podemos hacerlo.
El equilibrio y la armonía viene después y como resultado de la
superación. Eso es la vida.
Siempre interesante ...
ResponderEliminarUn cordial saludo
Mark de Zabaleta
Hola Antonio.Estoy de acuerdo, la vida nos ofrece retos que hay que ir superando y a los pequeños hay que enseñarlos sin que se sienta sobreprotegidos.Un abrazo desde Valencia
ResponderEliminar"Nadie puede vivir por nadie sino que la vida hay que vivirla en primera persona".
ResponderEliminarM
Excelente reflexión, la vida es eso : un aprendizaje de todo y de todos.
Saludos.