Seguidores

lunes, 29 de junio de 2015

BÚSQUEDA


         Soy consciente de que he permitido una laguna de dos semanas que intento evitar desde este momento. Después de un intercambio ininterrumpido de comentarios con Ivonne habíamos llegado a establecer una relación personal de cierta intimidad, la que permite este medio que no es poca pero no suficiente. Había llegado un momento en el que yo necesitaba saber quién había detrás de esos comentarios y de esa imagen por Skype y, ni corto ni perezoso como siempre, me planté en Bogotá después de haberlo acordado con mi interlocutora como es lógico. Me llevé el ordenador pensando que podría cumplir mis compromisos desde allí  y no faltar a mi cita de cada semana. No ha sido así y lo siento. Ya de vuelta reinicio mis aportaciones después de haber vivido las dos semanas con Ivonne y de haberme dado cuenta una vez más que la distancia de 8000 kilómetros no es más que una convención y que en cada punta había una persona que buscaba a la otra y que nos hemos encontrado y ha surgido una relación que ya veremos a dónde nos lleva pero que, por lo pronto nos ha permitido vivir una luna de miel en intensidad y profundidad inolvidables.

         En relación a nuestra temática habitual referida a la educación de los más pequeños, en el barrio de Los Álamos Norte de Bogotá, lindando con el aeropuerto, que es donde hemos convivido porque allí es donde Ivonne tiene su casa, he podido conocer que hay toda una serie de urbanizaciones de protección oficial destinadas a mujeres cabezas de familia que determinan por completo la composición humana que allí habita. La entrada de cada urbanización me ha impresionado que se  inicia con un habitáculo para la persona de seguridad uniformada, si bien perteneciente a una empresa privada. Aparte del tiempo dedicado a conocernos hemos paseado mucho por el barrio y he podido constatar que el tema de la seguridad es una presencia permanente en cada una de las urbanizaciones que componen el popular barrio y en la calle, recién iniciadas las vacaciones escolares ha sido patente la presencia de madres con hijos de acá para allá. En España se nota que los hombres se están incorporando al cuidado de los pequeños aunque todavía de manera incipiente o, cuando menos, minoritaria. En Bogotá la desproporción a favor de la mujer me ha parecido casi total. Es verdad que hemos visto algún hombre con carrito pero francamente, testimonial.

         Aunque en mis dos semanas de estancia no he percibido ninguna manifestación de hostilidad especial, cuando he comentado con Ivonne lo que me parecía un exceso de preocupación por la seguridad, ella me insiste en que los hechos agresivos y de inseguridad están a la orden del día y que seguramente se manifiestan con más frecuencia e intensidad en el centro  que es donde la enormes diferencias sociales quedan más patentes. He aceptado sus argumentos porque ella junto a sus compatriotas es quien vive allí y tiene más y mejor información pero no he podido evitar venirme con una cierta idea de que el principal protagonismo de la sensación de inseguridad es el miedo a que pase algo. Reconozco que tengo muy pocos datos fuera del lugar donde vivo pero sí he visto cómo paseábamos discretamente y nadie se ha metido con nosotros en ningún momento. También es verdad que Ivonne me ha insistido en que otra cosa es por la noche, a deshoras y si pasa una persona sola por la calle, mucho más si es mujer.


         Desde el punto de vista personal mis objetivos se han cumplido con creces  y hemos quedado comprometidos para seguir nuestro encuentro en el tiempo venidero y valorar cuáles y dónde vamos a encontrar la mejor forma de desarrollar esta relación que la vida nos ha puesto en las manos y que ninguno de los dos parece dispuesto a despreciar sino todo lo contrario. Pero los objetivos nunca se cumplen solos y he podido conocer un país hermano, una megápolis con enormes dificultades para la convivencia y un río de personas que cada día tienen que salir de su casa para buscarse la vida en unas condiciones tan precarias que uno no se explica muy bien cómo salen adelante. 


10 comentarios:

  1. Bonita historia.
    Hola Antonio, pasaba por aquí y me ha encantado tu entrada, un encuentro con final feliz, os deseo a los dos todo lo mejor.

    Un abrazo.

    Lola Barea.

    ResponderEliminar
  2. El amor no sabe de fronteras.

    Les felicito

    Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. las historias siempre se tejen con hilos personales. Yv si desembocan en final feliz, mejor la historia. Aquí la cartografía ya no es ni relevante.

    Felicidades, Antonio e Ivonne!!!

    besos

    ResponderEliminar
  4. Estoy encantada con tu corta redacción a lo que vivimos juntos. Nos quedaríamos muy cortos porque lo que hemos vivido se podrá contar con nuestros rostros cuando aún nos miramos. Ya no hay barreras si es que las hubo. Que maravillosa experiencia contigo, y esta historia continúa porque te quedaste conmigo en mi vida en esta casa que no será la misma sin tí. Te llevo a todas partes hombre que donde pone su palabra pone su vida, palabras tuyas en las que creo porque este viaje lo hiciste para un encuentro al que yo también le aposté todo. Te extraño, te quiero. Besos.
    GRACIAS A TODOS LOS QUE NOS FELICITAN. GRACIAS.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Así es, querida Ivonne. Esto es una apuesta que nos hemos hecho con toda la seriedad del mundo y que hemos sellado con esos trece días que nos han servido como una muestra material en los que, lo que no eran más que intenciones y buenos deseos, se han convertido en realidad, en comunicación y en compromiso. Un beso desde aquí

      Eliminar
  5. La música porsupuesto genial. Carlos Vives de Colombia para el mundo. Excelente selección.

    ResponderEliminar
  6. Hombre, muy bonito. Preocupandonos por tu salud y resulta que andabas con los ángelitos. Pues mi enhorabuena por la elección porque parece un sueño aunque sea con guardias. También se hacian antes las relaciones con carabina y mira. Me parece que en vez de niños, tendremos otros temas mas románticos. Me alegro y sed muy felices. Y por las noches a casita.

    ResponderEliminar
  7. Manuel Ángel Puentes1 de julio de 2015, 10:16

    Bravo, Antonio, tú eres toda una novela, y este no es más que otro capítulo.

    En cuanto a la seguridad ¿qué te voy a decir? si en semana santa ya me encontré en Tánger a un policía custodiado por dos soldados con ametralladora en cada sitio importante, no sé lo que me voy a encontrar ahora después de los últimos atentados. Y como tú dices, no es a mí a quien vienen a molestar.

    Aún recuerdo una ocasión en que me vi en un semáforo rodeado de los blindados de las Naciones Unidas que España mandaba a Bosnia. Me alarmó el hecho de que sus receptores sentirían que la paz llegaba con ellos. Y eso que cuando los vi no llevaban las armas fuera.

    Volvamos a los niños, mejor.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ay, Manuel, muchas veces la novelidad me persigue y uno no quisiera serlo pero habría que renunciar a cosas a las que no estoy dispuesto a renunciar. Esta historia es casi toda responsabilidad de Ivonne. Yo me hubiera sentido un cobarde si no hubiera aceptado el reto que ella me planteaba desde hace ya cuatro años. No podía asumir el silencio culpable y decidí cruzar el Atlántico para conocer lo que la maravilla de online no podía ofrecerme. Lo demás, a la vista está y lo siento como un privilegio más de los muchos que la vida me ha dado. Un abrazo

      Eliminar