Tus hijos no son
tus hijos,
son hijos e hijas de la vida
deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti,
y aunque estén contigo,
no te pertenecen.
Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.
son hijos e hijas de la vida
deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti,
y aunque estén contigo,
no te pertenecen.
Puedes darles tu amor,
pero no tus pensamientos, pues,
ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos,
pero no sus almas, porque ellas
viven en la casa de mañana,
que no puedes visitar,
ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos,
pero no procures hacerlos
semejantes a ti
porque la vida no retrocede
ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual tus hijos,
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación,
en tu mano de arquero
sea para la felicidad
Pues aunque Él ama
la flecha que vuela,
Ama de igual modo al arco estable.
Khahil Gibrán
Ya sé que en
alguna ocasión hemos hablado de este asunto de la propiedad de los hijos en términos
parecidos pero quién se resiste a incluir este hermoso poema en un lugar como
este blog, que parece su casa o, por lo menos, de la familia. Mi idea es que lo
pensemos porque tiene miga y también que lo sintamos porque para eso es un
poema.
No sé si su
autor tuvo ocasión de experimentar el contenido que escribe en primera persona,
cosa que añadiría valor a lo que escribe pero no es imprescindible. Muchas
veces, y la poesía es un campo abonado para ello, el autor lo que tiene son
intuiciones, como manotazos en la oscuridad o en la niebla, que unas veces
atrapan iluminaciones que nos transmiten y otras, quizá la mayoría, se vuelven
de vacío. No hay por qué desesperarse por eso ni desistir del empeño. Hay que
intentarlo siempre porque cuando en algún momento se atrapa la luz, y creo que
en este caso Khahil Gibrán ha dado en la diana, se justifica cualquier esfuerzo.
De todas
formas, siempre el hecho de vivir lo que se escribe en primera persona de forma
que se convierta en un pedazo del autor hecho palabras para mí siempre le
aporta un plus a contenido. Las pocas veces que en la vida he tenido ocasión de
aportar algún poema al infinito he sentido y siento que un trazo de mí se
ofrecía a ser compartido por quien quisiera. Nunca me he sentido más universal
que en esos momentos.
Para no
ensombrecer el contenido del poema y con esta aclaración de mi propia cosecha, este
es el mensaje de esta semana.