Me
estrujo la cabeza para sacar de ella los asuntos referidos a la educación que
sienta que debo sacar. En esa dirección,
me dispongo a ofrecer una especie de punto de vista mixto, parte dentro
de la clase, en el recuerdo naturalmente y parte en la realidad de la calle. Me
gustaría con esa forma de mostrar que sirviera para eliminar secretos,
compartimentos estancos, particularidades específicas, bien de las clases y su
mundo o el de la familia como algo oculto y ajeno. De algún modo siento
necesidad de poner luz en todos los puntos relacionados con la educación y que
podamos verlos quienes estemos interesados.
Los
primeros días de la escuela se dedican, antes que nada, a lo que se denomina
adaptación. Hay que tener en cuenta que muchas personas llegan recién salidas
de su casa y es la primera vez que han de desenvolverse en un ambiente de
compañeros de su misma edad a los que puede que no conozcan de nada. Los
pequeños viven esta separación como si se tratara de un hecho ocasional, como
si sus familias se hubieran equivocado y todo lo que les pasa fuera producto de
un error que se habrá de subsanar de un momento a otro. La primera respuesta
por su parte es de sorpresa y puede que
también de rechazo. Necesitan hacer ver a todo el que ande a su
alrededor que las cosas no están pasando como deben, que se está equivocando
alguien y está haciendo que las cosas pasen de una manera distinta a como
venían pasando hasta ahora y hay que volver las aguas a su cauce cuanto antes.
Puede pasar, por ejemplo, que no visiten el cuarto de baño en todo el rato,
sencillamente porque no es el que ellos conocen, pueden no comer nada, pueden
no dar señal alguna de protesta pero dejar claro que lo que está pasando a su
alrededor no va con ellos porque su mundo está fuera de allí.
Las
personas responsables deben atender al tema de la adaptación como elemento
prioritario aunque, para que la angustia no llegue a mayores, siempre es bueno
dividir el día en rutinas que den la sensación de que las secuencias de tiempo
están ordenadas y que los que se encuentren más dispuestos a integrarse en el
grupo disponen de actividades suficientes como para que el tiempo pase suavemente
y con unas actividades detrás de otras. Siempre, eso sí, que la primera
atención sea para aquellas personas que se vean más perdidas porque
interiormente son las que más lo necesitan y no tanto los que lloran de vez en
cuando, aunque suelen ser los que más molestan sino sobre todo los que
sencillamente se marginan de lo que acontece sin manifestar ni acercamiento ni
rechazo a lo que pasa porque esos son los miembros que están viviendo la
separación de sus familias con más drama hasta el punto de que sencillamente se
sienten abandonados y no entienden por qué les está pasando lo que les está
pasando. En pocos días las aguas del grupo evolucionarán hacia situaciones más
comunitarias y el propio cuerpo de cada
uno puede ser es el primer elemento de aprendizaje.
Cuando
los pequeños acceden a la escuela disponen de un cúmulo de conocimientos
importantes sobre sí mismos pero una forma de valoración de sus personas suele
ser la de hablar de ellos en los tiempos comunes. Que cuenten quieres son, lo
que les gusta y lo que no, lo que quieren hacer por la tarde o el fin de
semana, los miembros que componen su familia con su nombre y con sus
particularidades y sus cuerpos, las partes que lo componen, los nombres de cada
una de ellas, sus vestimentas, quién se las ha comprado, si participaron en
vestirse o no y si les gustó. Son aspectos tan cercanos y tan personales que
les hacen sentirse acogidos y participantes en esa realidad nueva que se está
empezando a formar y que pretende configurarse con cada uno de ellos u con cada
uno de los miembros y de los aspectos que lo forman. Habrá tiempo para más,
pero no parece un mal principio.