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domingo, 2 de septiembre de 2012

CAPACES

La perspectiva que muchas veces tenemos para enjuiciar en su justo término las capacidades de las personas son bastante más que discutibles, lo que produce en la mayoría de los casos que nuestro sentido de realidad se resienta y naufrague en el proceloso mar de las suposiciones y de las posibilidades con una muy deficiente conexión con los hechos concretos a los que se refiera.
Si todo ha sucedido con cierta normalidad, una persona a los tres años de vida tiene un bagaje de experiencias importante y un cúmulo de rutinas asumido como para desenvolverse en la vida de manera bastante solvente. Sería pretencioso e inexacto por mi parte decir que cualquiera puede sobrevivir sólo a los tres años de vida. Ya sabemos que ese aprendizaje es mucho más complejo y que, tanto en los primates como en nosotros, ocupa bastante más tiempo. Pero lo que sí se puede decir sin mucho riesgo es que hacia los tres años las personas se encuentran suficientemente capacitadas tanto en sus potencias motoras como verbales como para ser protagonistas de su propia vida y de su propio desarrollo. La función de los adultos sigue siendo fundamental todavía, pero no ya ligada físicamente en todo momento sino comenzando a establecer distancias que permitan a los menores asumir los riesgos que precisan para darse cuenta de que son capaces de casi todo y permitir que el ejercicio de esas capacidades les vaya dando seguridad y conciencia de sí mismos.
Cada día cuesta más asumir lo que acabamos de decir porque nuestro sentido de protección se va agrandando en el tiempo directamente ligado a nuestra inseguridad personal ante lo que nos rodea. Como a nosotros nos falta seguridad, esa misma falta la proyectamos sobre los pequeños y los hacemos que se mantengan dependientes de nosotros mucho más allá de lo que sus propias capacidades podrían permitir. Y esto se va prolongando en el tiempo haciendo que los pequeños crezcan cada vez más tarde. Muchas veces da cierto reparo encontrar pequeños desplazados en sus carritos por los agobiados padres, solo por el motivo de que no les hagan perder tiempo si han de llevarlos andando normalmente. Pero no porque no sean capaces de hacerlo, que lo son en la mayor parte de los casos, sino porque los ritmos no tienen por qué discutirse si los llevan sentados y durmiendo o, sencillamente aburridos y sintiéndose inútiles. Los argumentos pueden ser válidos, pero no suficientes.
A qué negar que llevar a un menor de tres años andando unos cuantos kilómetros de un lugar a otro y aguantando los soliloquios a los que se puede someter él mismo o a nosotros tiene sus dificultades. Sobre todo lo que tiene principalmente es que hay que contar con él, que no se puede hacer valiéndonos exclusivamente de nuestro criterio y de nuestro ritmo, sino que las cuentas de espacio y de tiempo han de ser otras. Y esto parece que cada día más, es más de lo que estamos dispuestos a tolerar en un ritmo de vida que se preocupa mucho más de la cantidad que de la calidad de la vida. Con facilidad nos vamos dando cuenta de cómo, por ejemplo, cada día es un problema mayor la obesidad infantil y las complicaciones que se derivan de ella, pero al parecer no lo relacionamos con que los niños hacen poco ejercicio porque se desenvuelven en una estructura de vida que los lleva y los trae y que no cuenta con el desarrollo de sus posibilidades . Profundizaremos más en cada uno de estos aspectos en particular, pero considero de interés que vayamos acostumbrándonos a aplicar un poco de sentido común a nuestra forma de relacionarnos con los menores y a que vislumbremos las consecuencias a simple vista de estas formas de relación.

6 comentarios:

  1. Lecciones de cosas para aprender y no olvidar jamás.
    Y ni bicis ni carritos ni artilugios: Ejercicio espartano, que fortalece la musculatura increíblemente.
    Y a ti te digo, Juan, para que entiendas, Pedro.
    Abrazos

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  2. Una gran reflexión sobre la verdadera formación del niño y de nuestra capacidad para enfocarla...

    Un cordial saludo
    Mark de Zabaleta

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  3. Que somos muy comodones los mayores, luego querremos apuntar a los niños al gimnasio y con eso nos consolamos.
    Un abrazo, Antonio.

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  4. Los retenemos en la niñez mucho más allá de lo preciso, quizás sea nuestra necesidad la que prime.

    Un cordial saludo.

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  5. Hola Antonio querido !!!

    Como me gusta lo que has expuesto esta vez- el otro dia le decia a mi hija que me parecia tremendo ver como niños de 5 o seis o siete años los llevaban en silla- mi nieta con 4 años va andando a todas partes, ya lo hacia a los dos años- la llevaba andando desde casa hasta la Plaza de Lugo ( unos dos kilómetros ) logicamente paraba en cada sitio, para mirar una piedrita, para ver una paloma, para mirar una flor, para sentarse, para mirar el mar, la playa, en fin , sali con tiempo de casa, ( o saliamos ) para que llegaramos a la Plaza de Lugo con el tiempo suficiente para que pudiera jugar y ver a Neik ( un perro famoso en la Plaza de Lugo ) la ilusion que la hacia llevarle galletas a Neik era tan grande que ella misma esperaba el proximo dia para volver :)
    Sabes lo que pasa ? que es muy comodo llevar al niño o niña en la silla, no te rompe la cabeza, no se sienta en todos los sitios, no pregunta nada y esta ahi como dormido-
    Tambien es cierto que a la hora de merendar es mas facil darle cualquier cosa que tener paciencia y que merienden bien y sano- Todo lleva mucho tiempo y es muy dificil y te tienen que gustar mucho pero mucho los niños ( a mi me encantan, es una suerte )
    Bueno, has dicho lo que yo hubiera dicho, pero ya lo has dicho tu querido amigo mío :)
    Criar a un hijo, nieto, es muy complicado, dificil, laborioso, y ser educador de niños es muy dificil también- digo dificil si quieres hacerlo bien, con alma-
    Me gusta mucho que te gusten tanto los niños y que sepas tanto de ellos es muy hermoso !!!! Te felicito !!!!

    Muchos besos de todo tipo :) y abrazos incluidos

    Aurora

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  6. Buenas noches Antonio.
    Es que yo misma he sido muy comodona, pero bueno los he llevado en silla hasta los dos años, porque sino aupa mamá y en la silla se puede llevar niño y compra a la vez, aparte de que se llega antes a los sitios.
    El pequeño era muy inquieto y a veces se me escurria de la silla y del cinturón que lo sujetaba y se ponía andar o más bien a correr.
    Como siempre has hecho un Post muy instructivo.
    Feliz fin de semana.
    Un beso, Montserrat

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