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domingo, 22 de diciembre de 2013

TIEMPO


         Somos tiempo y muy limitado por cierto en todos los casos. Con quién y cómo pasemos el poco tiempo de que disponemos nos definirá irremisiblemente. Podemos andar con argumentos del color que queramos pero al final seremos como haya sido nuestro paso por el tiempo que nos ha tocado que, por si alguien no lo tiene claro, se compone de 24 horas cada día y es igual para todos. Más democrático, imposible. 

         Con el trasfondo de nuestro asunto educativo, ahora nos encontramos con unos 20 días en los que disponemos de los pequeños a placer y ellos también de nosotros. Eso es lo esencial. A partir de ahí todo se puede someter a las explicaciones que cada uno elija: Que si tengo mucho que hacer y hay que estar en todo…, que tengo que  comprar para toda la familia…, que si los juguetes de los niños, que hay que prepararlos con tiempo que luego se acumula todo a última hora…, que no sé qué poner de comer para no repetir lo del año anterior…, mil argumentos que al final nos van a servir para que nuestro tiempo se ocupe sin que hayamos contado con nuestros pequeños. Nos organizaremos solos y ellos también tendrán una distribución del tiempo que no compartirán con nosotros.  Yo no quiero entrar en honduras. Lo que sí digo es que lo primero que los pequeños necesitan de nosotros es precisamente a nosotros y eso es justamente lo que les falta casi siempre. Todas las excusas pueden ser válidas, no digo que no. Pero la realidad es muy terca y si lo que indica es que no compartimos nuestro escaso tiempo, cualquier nivel de influencia profunda se nos estará escapando de las manos.

         Los niños no aprenden porque nosotros les enseñamos. Eso es un error que cometemos una y otra vez tanto la familia como la escuela por más que intentemos taparlo con argumentos ficticios para tranquilizar nuestras conciencias. Lo pequeños aprenden cuando quieren aprender y porque quieren aprender. Nuestro papel, por tanto, no es el de convertirnos en sus maestros, que maldita la falta que les hacemos como maestros, sino compartir sus vidas, conocer cuáles son las claves que los motivan a querer algo y, a partir de ahí, ayudarlos y acompañarlos  a  que  quieran cosas y a que estén dispuestos a esforzarse para aprender la cantidad de conocimientos y vivencias que la vida les tiene reservados. Si logramos que asuman compartir todos esos retos en nuestra compañía, seguramente que nuestro contacto les va a servir para avanzar más seguros de sí mismos y con más capacidad para resolver los problemas que se les vayan planteando. Cualquier otra alternativa que no pase por la comunicación personal no dejará de ser humo que pasa, pero que no penetra y que no se queda.


         Quizá, por concretar en esta época de vacaciones sí convenga decir que lo que se esté dispuesto a regalar se haga ahora que hay tiempo, precisamente para que puedan experimentar, conocer y manejar cualquier elemento que estemos dispuestos a poner en sus manos. Pero no nos engañemos. Lo que los niños quieren no son cosas por más que lo parezca. Lo que los niños quieren es a nosotros. Es posible que arrastrados por la vorágine ambiente nos reclamen, y puede que a gritos, cualquier objeto que hayan visto en el escaparate pero también puede darse el caso de que le compremos lo que nos pide y al poco tiempo nos encontremos el objeto abandonado por el suelo y el pequeño jugando con la caja en que venía envuelto o dándonos la lata de nuevo con otro capricho  que se le antoje. La crianza no es fácil y los atajos tienen muy pocos resultados. Al final tenemos que asumir de mejor o peor grado, que tenemos bajo nuestra responsabilidad a personas con muchas capacidades para aprender y para madurar en la vida, pero que la relación con nosotros, sus adultos de referencia, es la mejor arma para despertar sus ganas de aprender y para desarrollar sus capacidades. Aquello que seamos capaces de compartir, tanto con los pequeños como con los mayores, eso es lo que nos hace verdaderamente sociales.

7 comentarios:

  1. cada cual es responsable de vivir, organizar, gastar, malgastar y poner en burbuja -si posible fuere- su tiempo. Incluso el TIEMPO que otros andamos en definir quizá porque el nuestro expira...
    Perfectos consejos para quien dando de mano en 'su tiempo' puede dedicarles un rato de sosiego, aun a riesgo de serle muchas veces inútiles .
    El hombre y el sabio proponen. Solo Dios dispone. Es una implacable verdad.

    felices fiestas tengas, y gózate de TU TIEMPO, que merecido lo tienes.

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  2. Ciertamente es un tema complicado...y el "timing" no es el mismo en todos los casos...

    Felices Fiestas!
    Mark de Zabaleta

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  3. Antonio, el tiempo que no se compra con regalos... y una vez más me viene a la memoria algo que tú contabas. Era una época en que estábamos creando un nuevo sistema educativo, allá por el principio de los ochenta; y todo el que tenía algo nuevo que aportar era reclamado desde los más variados rincones de la geografía hispana. Tú te hartaste de hacer esos kilómetros pedagógicos, y a tu regreso a casa te encontrabas a tu hija Alba preguntándote "¿qué me has traído?" y tú, en vez de darle el esperado regalo, le contestabas: "un Antonio", y te ponías a contarle cosas.

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    1. Es verdad, Manuel. Así era el tema. Y después nos íbamos donde hiciera falta para comprarle lo que podría haberle llevado o lo que a ella le interesaba. Recuerdo un curso en Las Hurdes por el que al final cobré 20.000 pesetas y a la vuelta me paré en las afueras de Cáceres, que se fabricaban los ordenadores Dragón, que eran españoles y compré uno para el Nino que me costó justamente 20.000 pesetas. Funcionaban con cinta de casete y, aparte del impacto del ordenador, que entonces no había casi ninguno, en realidad no sé si al Nino le sirvió para algo. Un fuerte abrazo y que sepas que ya los días tienen otro color porque hemos cruzado el Solsticio de Invierno y empiezan a ganar luz.

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  4. Un abrazo, amigo Antonio.
    Un placer leerte. Me gusta tu visión como gran pedagogo infantil que eres. Tus lecturas deberían ser comentadas en los foros educaciones.
    Felices fiestas.

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  5. Hoy solo un instante para desearte lo mejor en estos días.
    Feliz Navidad

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  6. Se acabaron los regalos de amor sin más, hoy el niños piden cosas y si se acuerdan, te dan un beso.
    Paso a desearte unas felices fiestas navideñas y un mejor Año Nuevo del que ya estamos finalizando.
    Un abrazo.
    sor.Cecilia

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